Raid de Turismo Industrial
Una aventura que no se parece a ninguna otra
Nuestro RAID combina el turismo industrial con el de aventura y el patrimonio cultural con el natural, para ofrecer una experiencia inigualable.
El RAID de Turismo Industrial es un conjunto de recorridos por la costa y el interior de la Ría de Muros Noia para hacer a pie, en bicicleta, en coche, en barco…, a través de los que descubrirás espectaculares enclaves paisajísticos ligados a las industrias minera, papelera, energética, salazonera, conservera, maderera y de construcción naval.
-El RAID a pie: un caminar por la Arqueología Industrial, consta de pequeñas rutas y paseos de entre 1 y 3 horas de duración, en entornos urbanos, rurales y naturales, descubriendo los escenarios donde las concentraciones de patrimonio industrial de la Ría son más elevadas y con una mayor relevancia.
-El RAID en tu propio vehículo: rodando la arqueología industrial, es un recorrido para hacer en bicicleta, coche, motocicleta…, tomando la carretera costera AC-550 como hilo conductor de nuestra aventura, que se vertebra en torno a la Ría y los cursos fluviales que vierten en ella sus aguas.
-El RAID náutico, la historia industrial desde el mar, nos propone un cambio de perspectiva radical con multitud de contrastes, en la que el paisaje que rodea a las antiguas y modernas industrias será el protagonista y debe ser vivido desde el mar. Te presentamos el Raid Náutico, que consta de tres itinerarios en distintas zonas de la Ría de Muros Noia: -El Estuario del Río Tambre. -La Zona de” Os Lombos” marisqueros. -La Zona donde la Ría se abre al Atlántico.
EL RAID NÁUTICO EN EL ESTUARIO del TAMBRE: una historia de aserraderos, carpinterías de ribera y una joya industrial modernista.
Partiendo del Puerto de O Freixo, el Joaquín Vieta toma rumbo al Estuario del Río Tambre hasta llegar a Pontenafonso en donde se encuentra el icónico puente del mismo nombre. Dada la escasa altura de los arcos, el Joaquín Vieta debe fondear y transbordarnos a lanchas de poco calado, donde remontaremos el río Tambre hasta la Central Hidroeléctrica del mismo nombre. El complejo está compuesto por varios edificios, a modo de antiguo poblado industrial, hoy transformado en Hotel de la Naturaleza, cuya terraza nos asoma al Tambre sumergiéndonos en un paisaje fluvial en galeRía. Allí se encuentra también la PesqueRía do Tambre, cuyos orígenes se remontan al siglo XIII, que aprovechaba los rápidos para explotar la pesca de lamprea. Puedes aprovechar para dar un paseo por el entorno antes de embarcar, descubrir la Senda dos Pescadores y atravesar su puente colgante. Todo está preparado para zarpar aguas abajo, hacia el Estuario del Tambre. Entre un frondoso bosque de robles, laureles y sauces, el paisaje aparece salpicado de aserraderos y carpinterías de ribera que te transportan a la historia de la rica industria naval de esta Ría. Estas carpinterías de ribera estaban construidas básicamente en madera, a semejanza de buques invertidos, y para su ubicación se buscaba el amparo de las adversidades climáticas y la pleamar. Alguna de ellas aún conserva los restos de un navío en construcción, como si el tiempo se hubiera congelado un día para mostrárnoslo. Pasando el Pazo do Ensido, a estribor, aparece la primera en un meandro del río. Pocos minutos después, cuando nuestra proa vislumbra el moderno puente del “Corredor Brión-Noia”, divisarás a babor la segunda. Una vez librado el puente, con la marea baja te sorprenderán las cuadernas del motovelero Espiñeiro aflorando entre las aguas, y desde esta misma posición, podrás ver también la chimenea del antiguo Aserradero de Langaño. Ya en la desembocadura del Río Serantes se conserva la Carpintería de Pepito Farei y a 500 metros la de Cerzón y la de Cipriano Domínguez, ya en la Ensenada de Broña. Vuestro recorrido llega al punto final en el Puerto de O Freixo (Outes), donde fuera construido el Joaquín Vieta. Pero antes de finalizar, puedes contemplar la carpintería de ribera de los Hermanos Abeijón, en la que se llevó a cabo parte de la restauración de este barco. Al lado de ella se levanta la chimenea del antiguo aserradero y astillero de los Lago.
La anécdota
Antiguamente se conocía a los aserraderos como “Serras”. Cuentan que los orígenes del nombre de la localidad de Serra de Outes procede de la ubicación en este lugar de una de estas conocidas “Serras” y no del carácter montañoso del municipio, como cabRía suponer.
EL RAID NÁUTICO ENTRE O FREIXO y NOIA : un paseo por los “lombos” marisqueros.
Antes de embarcar, puedes dar un paseo por las inmediaciones del puerto, su lonja y la antigua “Pesqueira”. En ella, los vecinos aprovechaban los ritmos de las mareas para realizar la captura del pescado sin utilizar ninguna arte de pesca, solamente cerraban la boca de la Pesqueira en la bajamar para evitar que el pescado huyera. No os vayáis sin probar la gastronomía local y sus productos del mar. En el propio puerto encontraréis algunos de los mejores restaurantes de nuestra Ría. Zarpando del puerto en el Balandro Joaquín Vieta y mientras su estela va dejando atrás el pantalán, podemos tomar dos direcciones: hacia la boca de la Ría y o hacia Noia Si iniciamos el recorrido hacia la boca de la Ría, puedes divisar a estribor la cetárea de Mariscos Ramais que tiene la peculiaridad de contar con un vivero en plena Ría, delimitado con postes de madera y unos toscos muros de piedra que se pueden observar con la marea baja. A continuación, el mascarón de proa enfila la Isla de A Creba, y en su trayecto la Ría aparecerá salpicada de numerosas bateas; instalaciones tradicionales en las que se cRía el rico mejillón, tan característico de las Rías gallegas. La primera industria mejillonera se construyó en sus inicios sobre antiguos barcos de madera en desuso, reutilizados como bateas, en los que se disponían largas vigas de madera de las que se colgaban las cuerdas de cRía. En la actualidad, las bateas son construidas expresamente para este fin. Desde la obtención de la semilla en los acantilados de mar abierto, hasta su total engorde, el proceso de producción requiere la maestRía de una ocupación que se remonta a mediados del siglo XX. Una batea puede llegar a albergar hasta 400 cuerdas y tener una producción anual de 45-50 Tm. Si la dirección que toma el barco al salir del puerto es hacia Noia y el fondo de la Ría, poco a poco te adentrarás en aguas de los ricos bancos marisqueros: “Os Lombos” de Outes, que se extienden entre Noia y Outes, cruzando los fondos de la Ría. En este punto navegas sobre la mayor zona de producción de berberecho de Europa. Si hacéis esta ruta en otoño e invierno seréis testigos de la intensa actividad económica que genera este prodigio de la naturaleza: centenares de mariscadoras a pie, barcos y las lonjas de O Freixo y Noia extraen en los dos o tres meses de campaña miles de toneladas de este preciado manjar que marca la economía y la vida de la Ría de Muros Noia. Una excelente oportunidad de disfrutar de este espectáculo desde el Joaquín Vieta es inscribiéndote en el programa “Vivir o marisqueo” del Concello de Outes. Mas información en www.outes.gal
La anécdota
La gente asocia el berberecho a un pequeño molusco de dos o tres centímetros de tamaño, pero en la Ría de Muros Noia se extraen ejemplares que llegan a alcanzar los cinco centímetros de diámetro.
EL RAID NÁUTICO A LAS PUERTAS del ATLANTICO : una historia de pesca, sardinas y salazones.
A los pocos minutos de zarpar del Puerto de O Freixo rebasaremos la Isla de A Creba y nos adentraremos en aguas abiertas al Atlántico, por tanto, llegamos a la zona más “marinera” de la Ría. Aquí podemos cruzarnos con los pesqueros del cerco que, procedentes de mar abierto, regresan cargados de sardina, jurel o caballa a la Lonja de Portosín. Esta es la zona en la que, a uno y otro lado de la Ría, se asentaron primero las industrias salazoneras y luego las conserveras; decenas de ellas propiedad fundamentalmente de los llamados “fomentadores” foráneos, que invirtieron en toda la costa atlántica gallega atraídos por la prodigiosa productividad de sardina de sus mares. Solo en la costa de Muros y Porto do Son contamos con decenas de estas antiguas industrias, desde las más primarias salazones hasta una gran conservera de finales del S. XX. De hecho, la recientemente cerrada factoRía de Conservas Calvo es la primera conservera que encontramos en nuestra travesía, en la Ensenada de Esteiro, flanqueada por otras construcciones industriales de menor tamaño que nos permiten apreciar la diferencia de volúmenes y, por tanto, de capacidad de explotación de los mares entre las antiguas salazones y las modernas conserveras. La siguiente ensenada a estribor es la de Cabanas, con su inspirador puerto de origen fenicio. La siguiente es la de Bornalle, a continuación, la de Muros y, llegando a la boca de la Ría, la Playa de San Francisco, todas ellas jalonadas de antiguas salazones y conserveras, hoy en ruina y formando parte de un espectacular paisaje industrial, desafian al tiempo, a los elementos y al olvido. De regreso a O Freixo en la orilla opuesta de la Ría, entre Porto do Son y Portosín no podemos dejar de destacar la antigua salazón de Aguieira, ubicada en una pequeña isla unida al continente por un puente. Y por último, el puerto y villa de Portosín que antaño fueron un gran polo de concentración de la industria salazonera de la Ría.
La anécdota
En el fondo de las aguas que surcas en esta ruta descansan más de un centenar de barcos que naufragaron desde principios del siglo XXI.
El balandro Joaquín Vieta (1916), es uno de los últimos supervivientes de la era de la navegación a vela y un icono de nuestra historia industrial pues fue construido por un fomentador, Joaquín Vieta Ros, en una carpintería de ribera de O Freixo para exportar desde sus fábricas de Muros y Louro los toneles de aceite y sardina en salazón, cuando a la Ría llegaban únicamente sinuosos caminos de carretas. El balandro Joaquín Vieta tuvo una vida azarosa: Fue uno de los últimos protagonistas de la milenaria tradición de navegación a vela en nuestras latitudes, después transformado en motovelero para cubrir rutas comerciales entre las localidades de la Ría de Muros Noia y el resto de las Rías Baixas. Especial recuerdo guardan todavía los más mayores de Noia de la “Carrera de Vigo”, la ruta comercial que unía regularmente esta localidad con Vigo. La mejora de las carreteras que conectaban la Ría con el resto de Galicia supusieron el declive de las rutas marítimas de corto recorrido y ,por tanto, la razón de ser del Joaquín Vieta, que coincidió con el boom del cultivo del mejillón en bateas. Había llegado por tanto el fin para el Joaquín Vieta. Desarbolado y desguazado casi por completo, atravesado su casco por decenas de vigas, su destino, hasta el día de su hundimiento, parecía ser el de servir de batea para la producción de mejillones, como decenas de antiguos balandros, galeones y pataches. Pero la calidad y robustez de su construcción le permitieron disfrutar de una nueva oportunidad de echarse a la mar para servir como barco auxiliar de bateas un par de décadas más, hasta que a finales de los años ´90 fue abandonado a su suerte en el puerto que lo vio nacer, el de O Freixo. Veinte años después y miles y miles de horas de trabajo desinteresado y altruista de los miembros de la Asociación Balandro Joaquín Vieta nos permiten disfrutar hoy de este patrimonio vivo de nuestra Ría y ponerlo a tu disposición para descubras desde él la rica historia industrial de la Ría.
La anécdota
Parece ser que históricamente la población de Noia simpatizaba más con el Celta de Vigo que con otros clubes de fútbol de la provincia de A Coruña y el Joaquín Vieta, según cuentan, tuvo mucho que ver en esto ya que el único diario y por tanto la única información deportiva impresa que llegaba a Noia durante muchos años era el Faro de Vigo, como una mercancía más de la ruta comercial con Vigo.
Inscripciones: +34 639 720 631
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You can have a shower or a bath with them
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The lenses cannot be repaired
Doing sport with glasses is uncomfortable
Nuestro RAID combina el turismo industrial con el de aventura y el patrimonio cultural con el natural, para ofrecer una experiencia inigualable.
El RAID de Turismo Industrial es un conjunto de recorridos por la costa y el interior de la Ría de Muros Noia para hacer a pie, en bicicleta, en coche, en barco…, a través de los que descubrirás espectaculares enclaves paisajísticos ligados a las industrias minera, papelera, energética, salazonera, conservera, maderera y de construcción naval.
-El RAID a pie: un caminar por la Arqueología Industrial, consta de pequeñas rutas y paseos de entre 1 y 3 horas de duración, en entornos urbanos, rurales y naturales, descubriendo los escenarios donde las concentraciones de patrimonio industrial de la Ría son más elevadas y con una mayor relevancia.
-El RAID en tu propio vehículo: rodando la arqueología industrial, es un recorrido para hacer en bicicleta, coche, motocicleta…, tomando la carretera costera AC-550 como hilo conductor de nuestra aventura, que se vertebra en torno a la Ría y los cursos fluviales que vierten en ella sus aguas.
-El RAID náutico, la historia industrial desde el mar, nos propone un cambio de perspectiva radical con multitud de contrastes, en la que el paisaje que rodea a las antiguas y modernas industrias será el protagonista y debe ser vivido desde el mar. Te presentamos el Raid Náutico, que consta de tres itinerarios en distintas zonas de la Ría de Muros Noia: -El Estuario del Río Tambre. -La Zona de” Os Lombos” marisqueros. -La Zona donde la Ría se abre al Atlántico.
EL RAID NÁUTICO EN EL ESTUARIO del TAMBRE: una historia de aserraderos, carpinterías de ribera y una joya industrial modernista.
Partiendo del Puerto de O Freixo, el Joaquín Vieta toma rumbo al Estuario del Río Tambre hasta llegar a Pontenafonso en donde se encuentra el icónico puente del mismo nombre. Dada la escasa altura de los arcos, el Joaquín Vieta debe fondear y transbordarnos a lanchas de poco calado, donde remontaremos el río Tambre hasta la Central Hidroeléctrica del mismo nombre. El complejo está compuesto por varios edificios, a modo de antiguo poblado industrial, hoy transformado en Hotel de la Naturaleza, cuya terraza nos asoma al Tambre sumergiéndonos en un paisaje fluvial en galeRía. Allí se encuentra también la PesqueRía do Tambre, cuyos orígenes se remontan al siglo XIII, que aprovechaba los rápidos para explotar la pesca de lamprea. Puedes aprovechar para dar un paseo por el entorno antes de embarcar, descubrir la Senda dos Pescadores y atravesar su puente colgante. Todo está preparado para zarpar aguas abajo, hacia el Estuario del Tambre. Entre un frondoso bosque de robles, laureles y sauces, el paisaje aparece salpicado de aserraderos y carpinterías de ribera que te transportan a la historia de la rica industria naval de esta Ría. Estas carpinterías de ribera estaban construidas básicamente en madera, a semejanza de buques invertidos, y para su ubicación se buscaba el amparo de las adversidades climáticas y la pleamar. Alguna de ellas aún conserva los restos de un navío en construcción, como si el tiempo se hubiera congelado un día para mostrárnoslo. Pasando el Pazo do Ensido, a estribor, aparece la primera en un meandro del río. Pocos minutos después, cuando nuestra proa vislumbra el moderno puente del “Corredor Brión-Noia”, divisarás a babor la segunda. Una vez librado el puente, con la marea baja te sorprenderán las cuadernas del motovelero Espiñeiro aflorando entre las aguas, y desde esta misma posición, podrás ver también la chimenea del antiguo Aserradero de Langaño. Ya en la desembocadura del Río Serantes se conserva la Carpintería de Pepito Farei y a 500 metros la de Cerzón y la de Cipriano Domínguez, ya en la Ensenada de Broña. Vuestro recorrido llega al punto final en el Puerto de O Freixo (Outes), donde fuera construido el Joaquín Vieta. Pero antes de finalizar, puedes contemplar la carpintería de ribera de los Hermanos Abeijón, en la que se llevó a cabo parte de la restauración de este barco. Al lado de ella se levanta la chimenea del antiguo aserradero y astillero de los Lago.
La anécdota
Antiguamente se conocía a los aserraderos como “Serras”. Cuentan que los orígenes del nombre de la localidad de Serra de Outes procede de la ubicación en este lugar de una de estas conocidas “Serras” y no del carácter montañoso del municipio, como cabRía suponer.
EL RAID NÁUTICO ENTRE O FREIXO y NOIA : un paseo por los “lombos” marisqueros.
Antes de embarcar, puedes dar un paseo por las inmediaciones del puerto, su lonja y la antigua “Pesqueira”. En ella, los vecinos aprovechaban los ritmos de las mareas para realizar la captura del pescado sin utilizar ninguna arte de pesca, solamente cerraban la boca de la Pesqueira en la bajamar para evitar que el pescado huyera. No os vayáis sin probar la gastronomía local y sus productos del mar. En el propio puerto encontraréis algunos de los mejores restaurantes de nuestra Ría. Zarpando del puerto en el Balandro Joaquín Vieta y mientras su estela va dejando atrás el pantalán, podemos tomar dos direcciones: hacia la boca de la Ría y o hacia Noia Si iniciamos el recorrido hacia la boca de la Ría, puedes divisar a estribor la cetárea de Mariscos Ramais que tiene la peculiaridad de contar con un vivero en plena Ría, delimitado con postes de madera y unos toscos muros de piedra que se pueden observar con la marea baja. A continuación, el mascarón de proa enfila la Isla de A Creba, y en su trayecto la Ría aparecerá salpicada de numerosas bateas; instalaciones tradicionales en las que se cRía el rico mejillón, tan característico de las Rías gallegas. La primera industria mejillonera se construyó en sus inicios sobre antiguos barcos de madera en desuso, reutilizados como bateas, en los que se disponían largas vigas de madera de las que se colgaban las cuerdas de cRía. En la actualidad, las bateas son construidas expresamente para este fin. Desde la obtención de la semilla en los acantilados de mar abierto, hasta su total engorde, el proceso de producción requiere la maestRía de una ocupación que se remonta a mediados del siglo XX. Una batea puede llegar a albergar hasta 400 cuerdas y tener una producción anual de 45-50 Tm. Si la dirección que toma el barco al salir del puerto es hacia Noia y el fondo de la Ría, poco a poco te adentrarás en aguas de los ricos bancos marisqueros: “Os Lombos” de Outes, que se extienden entre Noia y Outes, cruzando los fondos de la Ría. En este punto navegas sobre la mayor zona de producción de berberecho de Europa. Si hacéis esta ruta en otoño e invierno seréis testigos de la intensa actividad económica que genera este prodigio de la naturaleza: centenares de mariscadoras a pie, barcos y las lonjas de O Freixo y Noia extraen en los dos o tres meses de campaña miles de toneladas de este preciado manjar que marca la economía y la vida de la Ría de Muros Noia. Una excelente oportunidad de disfrutar de este espectáculo desde el Joaquín Vieta es inscribiéndote en el programa “Vivir o marisqueo” del Concello de Outes. Mas información en www.outes.gal
La anécdota
La gente asocia el berberecho a un pequeño molusco de dos o tres centímetros de tamaño, pero en la Ría de Muros Noia se extraen ejemplares que llegan a alcanzar los cinco centímetros de diámetro.
EL RAID NÁUTICO A LAS PUERTAS del ATLANTICO : una historia de pesca, sardinas y salazones.
A los pocos minutos de zarpar del Puerto de O Freixo rebasaremos la Isla de A Creba y nos adentraremos en aguas abiertas al Atlántico, por tanto, llegamos a la zona más “marinera” de la Ría. Aquí podemos cruzarnos con los pesqueros del cerco que, procedentes de mar abierto, regresan cargados de sardina, jurel o caballa a la Lonja de Portosín. Esta es la zona en la que, a uno y otro lado de la Ría, se asentaron primero las industrias salazoneras y luego las conserveras; decenas de ellas propiedad fundamentalmente de los llamados “fomentadores” foráneos, que invirtieron en toda la costa atlántica gallega atraídos por la prodigiosa productividad de sardina de sus mares. Solo en la costa de Muros y Porto do Son contamos con decenas de estas antiguas industrias, desde las más primarias salazones hasta una gran conservera de finales del S. XX. De hecho, la recientemente cerrada factoRía de Conservas Calvo es la primera conservera que encontramos en nuestra travesía, en la Ensenada de Esteiro, flanqueada por otras construcciones industriales de menor tamaño que nos permiten apreciar la diferencia de volúmenes y, por tanto, de capacidad de explotación de los mares entre las antiguas salazones y las modernas conserveras. La siguiente ensenada a estribor es la de Cabanas, con su inspirador puerto de origen fenicio. La siguiente es la de Bornalle, a continuación, la de Muros y, llegando a la boca de la Ría, la Playa de San Francisco, todas ellas jalonadas de antiguas salazones y conserveras, hoy en ruina y formando parte de un espectacular paisaje industrial, desafian al tiempo, a los elementos y al olvido. De regreso a O Freixo en la orilla opuesta de la Ría, entre Porto do Son y Portosín no podemos dejar de destacar la antigua salazón de Aguieira, ubicada en una pequeña isla unida al continente por un puente. Y por último, el puerto y villa de Portosín que antaño fueron un gran polo de concentración de la industria salazonera de la Ría.
La anécdota
En el fondo de las aguas que surcas en esta ruta descansan más de un centenar de barcos que naufragaron desde principios del siglo XXI.
El balandro Joaquín Vieta (1916), es uno de los últimos supervivientes de la era de la navegación a vela y un icono de nuestra historia industrial pues fue construido por un fomentador, Joaquín Vieta Ros, en una carpintería de ribera de O Freixo para exportar desde sus fábricas de Muros y Louro los toneles de aceite y sardina en salazón, cuando a la Ría llegaban únicamente sinuosos caminos de carretas. El balandro Joaquín Vieta tuvo una vida azarosa: fue uno de los últimos protagonistas de la milenaria tradición de navegación a vela en nuestras latitudes, después transformado en motovelero para cubrir rutas comerciales entre las localidades de la Ría de Muros Noia y el resto de las Rías Baixas. Especial recuerdo guardan todavía los más mayores de Noia de la “Carrera de Vigo”, la ruta comercial que unía regularmente esta localidad con Vigo. La mejora de las carreteras que conectaban la Ría con el resto de Galicia supusieron el declive de las rutas marítimas de corto recorrido y, por tanto, la razón de ser del Joaquín Vieta, que coincidió con el boom del cultivo del mejillón en bateas. Había llegado por tanto el fin para el Joaquín Vieta. Desarbolado y desguazado casi por completo, atravesado su casco por decenas de vigas, su destino, hasta el día de su hundimiento, parecía ser el de servir de batea para la producción de mejillones, como decenas de antiguos balandros, galeones y pataches. Pero la calidad y robustez de su construcción le permitieron disfrutar de una nueva oportunidad de echarse a la mar para servir como barco auxiliar de bateas un par de décadas más, hasta que a finales de los años 90 fue abandonado a su suerte en el puerto que lo vio nacer, el de O Freixo. Veinte años después y miles y miles de horas de trabajo desinteresado y altruista de los miembros de la Asociación Balandro Joaquín Vieta nos permiten disfrutar hoy de este patrimonio vivo de nuestra Ría y ponerlo a tu disposición para descubras desde él la rica historia industrial de la Ría.
La anécdota
Parece ser que históricamente la población de Noia simpatizaba más con el Celta de Vigo que con otros clubes de fútbol de la provincia de A Coruña y el Joaquín Vieta, según cuentan, tuvo mucho que ver en esto ya que el único diario y por tanto la única información deportiva impresa que llegaba a Noia durante muchos años era el Faro de Vigo, como una mercancía más de la ruta comercial con Vigo.
Inscripciones: +34 639 720 631
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Ubicación
Nuestra antigua nave saldrá del puerto de O Freixo
Calendario
Todos los viernes, sábados y domingos de la temporada veraniega, a las 12:00. Según las condiciones de la marea nos llevará cara a uno u otro límite de la ría: hacia el interior, en dirección a Noia, Outes y el Estuario del Tambre; o hacia el exterior en dirección Muros y Porto do Son. Sea cual sea la opción, siempre resultará un acierto: tan hermosa es la isla de A Creba como Pontenafonso.
Precios
Precisa inscripción previa. Plazas limitadas.