Monte Louro y Laguna de Xalfas

Uno de los grandes escenarios de la Galicia mágica

Una gran mole, con doble cumbre, se adentra en el mar como un centinela; tras él, una laguna da cobijo a animales migratorios y a una curiosa flora endémica; la postal, de las mejores de la hermosa tierra gallega, se completa con una playa, casi un estrecho istmo, de finísima arena. La variable luz del sol hace el resto: el monte Louro es un refugio para la imaginación del hombre desde hace milenios.

La gigantesca mole granítica del Monte Louro constituye uno de los escenarios más representativos de la Galicia Mágica. Cerrando la ría de Muros Noia por el extremo norte, su original silueta de dos cumbres (con un máximo de 240 metros de altura), se adentra en el mar dando rienda suelta a nuestra imaginación: en su historia se confunden los mitos y las leyendas con el recuerdo de ritos paganos ancestrales.

Su peculiar localización proporciona no sólo unas fantásticas vistas de la ría de Muros Noia, sino que más hacia el sur nos permite disfrutar de la península del Barbanza, adivinándose el Castro de Baroña, y hacia el norte nos muestra la playa de Ancoradoiro, con el faro de Lariño, y aún más al fondo, el cabo del fin del mundo: Fisterra.

Ascender a su cumbre es un ejercicio que requiere cierto sacrificio, pero también podemos bordearlo, disfrutando de la suavidad del paisaje, en el que la presencia de un faro en punta Queixal constituye otro punto de interés.

El conjunto conforma un espacio privilegiado desde el punto de vista paisajístico, ya que incluye, además de la hermosa playa virgen de Areia Maior, la laguna de Xalfas, que está declarado espacio de interés natural por su gran riqueza biológica.

De unos 200 m. de diámetro, la laguna se encuentra separada del mar por una barrera dunar que impide la desembocadura al mar del río Longarelo.

En este tipo de ecosistemas tan cerrados es relativamente frecuente la presencia de una peculiar fauna y flora. La laguna de Xalfas no es una excepción, lo que contribuye a aumentar el atractivo del recinto. Concretamente encontramos especies capaces de resistir la contradicción de la sequedad de un escenario casi dunar mezclado con una humedad del aire muy elevada. Destacando, entre una selección de plantas capaces de fijar las arenas, la presencia de Lilaeopsis caroilnensis (conocido como césped acuático), siendo esta la única zona de Galicia en la que existen ejemplares de esta especie.

En lo relativo a la fauna también encontramos una curiosa contradicción: a principios del verano anidan especies como el ánade real, la foca común, el zampullín chico o el rascón; mientras que por el contrario también disfrutamos de otras especies que eligen la zona para hibernar, como el porrón moñudo, ánade silbón, mazarico o la garza real. En época de temporales podemos ver frailecillos o alcas tordas en busca de refugio. Gran cantidad de anfibios, reptiles e incluso nutrias son también parte de la familia que este espacio tan singular pone ante nuestros ojos.

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