Historias que nos confunden. Estamos en el Paraíso, pero aquí el protagonismo no se lo lleva una retorcida serpiente, ese papel está destinado a las ranas, justo como en los viejos cuentos de príncipes encantados.
En las selvas ecuatoriales la presencia de tucanes es indicadora de la salud de un ecosistema. En nuestra tierra son las ranas, una animal mucho más sensible de lo que podíamos imaginar, quienes se convierten en una vara de medir la contaminación. A mayor presencia de estos anfibios, más pureza del entorno.
En nuestra visita a las Lagunas de San Pedro de Muro (Porto do Son) ya esperábamos hallar un entorno natural espectacular, pero no aguardábamos tal cantidad de pequeños “príncipes encantados”. A cada paso, docenas de pequeñas ranas de vivos colores verdes, saltaban al agua ordenadamente, como en la coreografía de “Escuela de Sirenas”.
Caminar por este territorio es un placer en todos los sentidos. Se nota que también el arroyo Rial está a gusto, porque parece negarse a verter las aguas al mar. Traza complicados meandros, haciéndose el remolón, hasta generar un sorprendente canal de un kilómetro de largo que transcurre paralelo a la costa. Se trata de un escenario idílico, que en ocasiones recibe el empuje del mar cambiando la salinidad de las aguas y revolucionando la vida de todos los que allí habitan.

Estas formas caprichosas dan lugar a variadas zonas para el baño. Los bañistas, que siempre parecen escasos ante la inmensidad del escenario, pueden elegir siempre la orientación más adecuada para tomar el sol. El ambiente es relajante al máximo, nada parece perturbar el lugar.

Los senderistas también semejan felices. Caminos bien trazados nos llevan entre una suave vegetación en la que destaca la variedad de especies ornitológicas que han obligado a la construcción de observatorios. Garzas reales y ánades de todo tipo son habituales en estas latitudes.

Aquí respirarás como en pocos sitios. A la cercanía de un mar batido se une el aroma de la vegetación para que cada bocanada de aire se convierta en una inyección de salud.

Como sentimos pena por abandonar las lagunas, hemos decidido acabar con algo muy especial. Vamos a acercarnos a un lugar próximo en el que se encuentra uno de los elementos más característicos de la Ría de Muros Noia: el puente de Xuño sobre el río Sieira.No esperéis un puente grandioso del estilo de Pontenafonso. Se trata de un pequeño puente medieval de un único arco de escasos 6 metros de longitud.

Si trepas por él, te parecerá recio e indestructible, no en vano se va a acercando a los mil años, pero desde fuera nos da la impresión de ser frágil e inestable… estas cosas tiene el punto de vista, diría Ortega.

Nos despedimos del hermosísimo puente de Xuño, una imagen que no olvidarás, imaginando que en realidad se trata del esqueleto de un puente, o de la columna vertebral fosilizada de un dinosaurio. Una estructura que se mantiene en pie por sortilegio. Cosas de cuentos de príncipes encantados. Cosas de una tierra de cuento.